Con el clima de crispación política que vivimos parece que llegar a consensos es imposible. Pero no, nuestros miembros del Consejo Asesor y nuestros jóvenes del Metaforum del Clima lo han conseguido. Estos dos órganos son la base de nuestro proyecto de participación ciudadana: El Futuro es Clima.
Pero... ¿Qué es El Futuro es Clima? El Futuro es Clima es un proyecto de participación ciudadana en la que 40 jóvenes aleatoriamente seleccionados (el Metaforum del Clima) y 20 expertos climáticos (el Consejo Asesor) deliberan y consensúan propuestas concretas y medidas estrella para atajar la crisis climática en España.
Escuchamos a Álvaro Pérez, un joven miembro del Metaforum del Clima sobre su experiencia:
Durante los pasados diez meses he tenido el placer de participar en el proyecto El
Futuro es Clima, organizado por Demos Lab. Un proceso guiado en un contexto de
democracia directa, donde un grupo de jóvenes, junto con diversos expertos,
identificamos los principales retos de la crisis climática.
Una de las experiencias clave del proceso fue el fin de semana de encuentro en
Madrid, donde tuvimos la oportunidad de poner ideas en común y aprender en grupo.
Esta actividad era un paso previo a las deliberaciones, donde trabajamos
conjuntamente para encontrar maneras de transicionar hacia un sistema donde el
ecologismo, los cuidados y la justicia social fuesen los pilares fundamentales de
nuestro día a día.
En mi opinión, la parte más destacable del encuentro y las deliberaciones fue el amplio
consenso a favor del decrecentismo, incluyendo la reducción de la semana laboral a 4
días. Es ya innegable que el culto al crecimiento desenfrenado es lo que nos ha
llevado al borde del precipicio.
Cabe, en este caso, descartar la quimera del capitalismo verde por su incapacidad
de mantenerse dentro de los límites naturales del planeta; un crecimiento anual
considerado del 2%, lleva a la duplicación de la economía cada 35 años.
Es decir, durante una vida media en nuestro país, veríamos la producción y el
consumo cuadruplicarse. Este crecimiento exponencial, cuyo único ejemplo en la
naturaleza es en la proliferación de elementos patológicos, es por ende insostenible.
En este contexto, el grupo de jóvenes elaboró una serie de medidas para asegurar una
transición ecológica justa en diversos ámbitos, algunos de los cuales se encuentran
resumidos a continuación:
En el ámbito de fiscalidad climática, concluimos que son necesarios más impuestos a
las grandes fortunas y a las empresas más contaminantes, además de un
reconocimiento de la deuda histórica con el Sur Global, fruto del colonialismo
extractivista. Esto aseguraría que los costes de la transición ecológica sean asumidos
por aquellos que más han contribuido a la crisis actual.
En el ámbito de alimentación y agricultura, se hizo aparente la necesidad de un
cambio del modelo productivo de alimentos: nuestras propuestas se centraron en la
transición a una dieta mayoritariamente basada en productos vegetales de proximidad,
cultivados con métodos que protegen el suelo y los recursos hídricos. Estas
propuestas implicarían establecer ayudas para proteger y apoyar a pequeños
agricultores en su transición. Además, el reconocimiento del derecho a la alimentación
pasaría por la implementación de un sistema público de producción de alimentos
asequibles y con los más altos estándares de calidad y sostenibilidad.
El grupo reconoció muchos otros ámbitos donde hacer propuestas de cambio. Desde
la necesidad de una red de transporte público asequible y de calidad, financiado con el
fin de las bonificaciones al queroseno, a la adopción del modelo de ciudad 3-30-300
para aumentar las zonas verdes, el informe final recoge más de 50 propuestas
accionables a corto y medio plazo.
Para finalizar, es importante recalcar que estas propuestas se elaboraron en un
proceso de democracia directa, un sistema en el que cualquier ciudadana o ciudadano
puede implicarse en la toma de decisiones con ayuda de voces expertas en la materia.
Este proceso trata de atajar los problemas de nuestro sistema actual; el presente
distanciamiento entre la ciudadanía y la toma de decisiones ha llevado a mucha gente
a sentir desconfianza, como quedó reflejado en la gran cantidad de manifestaciones
bajo el lema de no nos representan. Si la transición ecológica ha de tener éxito, debe llevarse a cabo de la mano de la ciudadanía, primando la protección de la justicia y los
derechos humanos.